Era una tarde cálida en la orilla del mar. Una princesa dulce y bella juagaba en la grandes olas. Su abuela miraba orgullosa a su princesita.
Margarita, la princesa, le pidió a su abuela que le contara un cuento. Su abuela la alzó, y la sentó sobre sus piernas . Ella abrió un libro y le comenzó a contar este cuento:
Había una vez una princesita tan bella como tú Margarita. Esta princesa vivía en un enorme y lujoso palacio. Por las tardes salía a su balcón y observaba el maravilloso más allá. Una tarde la sorprendió una brillante y encandilante estrella. Ella le tomo una foto la recortó y la colocó en un collar con preciosas perlas blancas. Pero la princesa no estaba conforme con solo una foto, entonces miro nuevamente a la estrella y decidió que esa misma noche iría al más allá y traería esa estrella. Esa noche salió del palacio atravesó grandes bosques y llegó al mar. Allí se subió dentro de un pequeño bote impulsado por las olas y el viento navegó y navegó y finalmente el bote comenzó a elevarse. Voló y voló y hasta el ams allá llego rodeada de luces. Subió hasta la punta más alta u cortó la estrella.
La colgó en su collar y con una luz en su pecho regresó. Su padre la estaba esperando enfadado. Él la interrogó y le ordenó que regresará la estrella, cuando entonces apareció una hada
-Yo se la he obsequiado, se la merece- dijo el hada y mágicamente despareció
El rey y la princesita festejaron este hecho. Ella lucía su brillante collar, el que alguna vez fue a cortar
-Y colorín colorado este cuento se ha termina- Le informo la abuela a la pequeña
Cuando la pequeño dijó –Pero abuela, cuéntamelo otra vez-
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